Mujeres borradas del Arte, en el museo bicentenario

El pasado 19 de noviembre el museo del Prado cumplió 200 años desde su apertura, ofreciendo una serie de actos conmemorativos como conciertos, representaciones teatrales o exposiciones temporales de cuadros cedidos por  distintos museo.

Con motivo del bicentenario podremos disfrutar por primera vez de una exposición que rescata a dos figuras desdibujadas por el paso del tiempo pero reconocidas entre sus contemporáneos: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, dos mujeres pintoras del siglo XVI y cuyas obras podremos ver con motivo de la celebración del bicentenario de este museo.

Museo del Prado: 200 años de Historia

El museo del Prado fue pensado originalmente por el rey Carlos III como museo de ciencia, pero fue Felipe VII quien, siguiendo los consejos de su esposa María Isabel de Braganza,  decidió dedicarlo a la exposición de las obras de arte que poseía la realeza española en su poder. La obra de Bernardo López Piquer conmemora este hecho representando a María Isabel señalando la ventana con una mano (donde podemos ver el Museo del Prado) mientras apoya la otra mano sobre los planos del edificio.

Aunque en sus orígenes sólo contaba con 311 obras (todas de autores españoles) actualmente reúne 8000 pinturas, 9000 dibujos, 1000 esculturas y 3500 piezas decorativas, siendo además el museo que más obras de Rubens, El Bosco, Velázquez y Goya posee. 

Las joyas de la corona de este museo son “las Meninas” de Velázquez y el “Jardín de las delicias” del Bosco dos obras que destacan no solo por su belleza sino por el simbolismo que esconden cada una. Son dos de las obras que (junto con El matrimonio Arnolfini de Van Eyck, actualmente expuesta en la National Gallery de Londres) mayor fascinación e interés crea en el público según los expertos, y en las que mayor tiempo pasan de media observando la obra. 

Sin embargo hoy queremos centrarnos en la obra de otra artista expuesta en el museo del Prado con motivo de la celebración del bicentenario de éste, y la cual comparte sala con otra compañera de profesión. Nos estamos refiriendo a la anteriormente mencionada Sofonisba Anguissola y a la exposición dedicada a ambas llamada “Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras”.

Formación e inicios de Sofonisba Anguissola

Sofonisba Anguissola era la mayor de siete hermanos (seis de las cuales eran mujeres y de las cuales cuatro se dedicaron a la pintura como su hermana) y pertenecía a una familia de la baja nobleza Genovesa. La familia de la artista la animó siempre tanto a ella como a sus hermanas a que se dedicaran al noble arte de la pintura, recibiendo incluso formación en bellas artes con artistas locales, sentando un precedente para que las mujeres fueran aceptadas como estudiantes de arte (aunque no podían acceder a clases de anatomía o dibujo natural, ya que se consideraba inaceptable que una mujer viera cuerpos desnudos).

La obra de Sofonisba consiste fundamentalmente en retratos (sobre todo de la monarquía española) y autorretratos, estableciendo nuevas reglas de en el autorretrato femenino, pintándose a sí misma como si estuviese siendo retratada y quebrantando por primera vez en el caso de la mujer artista la posición de sujeto-objeto.

En 1554 en su viaje a Roma, la artista conoció a Miguel Ángel, del cual recibió cierta “instrucción de manera informal” quien le pidió que le enviase un retrato de un niño llorando. Sofonisba tomó a su hermano menor Asdrubale como modelo para dibujar “Niño mordido por un cangrejo”, en el cual Miguel Ángel reconoció un gran potencial en la artista.

Una artista en la Corte Española

En 1559 el Duque de Alba, conocedor de la afición de la futura reina de España y tercera esposa de Felipe II, Isabel de Valois, por el dibujo decidió incluir a Sofonisba Anguissola como dama de compañía para la reina, por lo que la artista deja Milán (ciudad en la que residía en aquel momento) para trasladarse a la corte española.

Muchos son los retratos que erróneamente se han atribuido a otros artistas del género masculinos y de más renombre que ella,como el retrato de Felipe II originalmente atribuido a Sánchez Coello, o “La dama del Armiño”, la cual se pensó durante mucho tiempo que había sido pintada por el propio Greco debido a la calidad de la obra. 

Sofonisba Anguissola fue un referente en la historia del arte renacentista, reconocida por sus compañeros de profesión y que sirvió de inspiración a otras mujeres a seguir su camino e intentar abrirse un hueco en una profesión que había sido vetada a las mujeres, siendo excluidas de la enseñanza académica, de gremios y talleres y del mecenazgo papal, pero que sí encontraron cierto reconocimiento en las cortes europeas entre los siglos XVI y XVII.

Entre las personas a las que influyó esta artista encontramos a la pintora Lavinia Fontana, con la cual comparte exposición en “ “Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras”.

Lavinia Fontana recibió instrucción artística de su padre Prospero Fontana, pintor de la escuela de Bolonia. A sus 25 años se casó con Gian Paolo Zappi quien, al igual que ella, era pintor y trabajaba en el taller de su padre.

En 1603, tras mudarse a Roma, fue elegida pintora oficial de la corte del papa Clemente VIII (y de su sucesor, el papa Paulo V). También obtuvo el mecenazgo de los Boncompagni, fue elegida como miembro de la Academia di San Luca y recibió varios reconocimientos durante su vida, como la medalla que se acuñó en 1614 en su honor, realizada por el escultor Felipe Antonio Casoni. 

Aunque no se sabe con certeza cuántas obras realizó exactamente, se tiene constancia de 135 obras suyas, de las cuales sólo se conservan 32 fechadas y firmadas.

El  museo del Prado con su exposición “Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras” se trata de dar visibilidad a estas dos mujeres que, como tantas otras artistas, no solo tuvieron que superar las adversidades y críticas de su sociedad para abrirse un hueco en ella, sino que en los siglos posteriores sus obras fueron atribuidas a autores del género contrario y sus nombres borrados y olvidados. Esta exposición no solo pretende devolver la autoría y reconocimiento que merecen ambas artistas, sino servir de recordatorio de que aún hoy día se sigue pensando que no hubo pintoras en el renacimiento o en otras etapas del arte, o que si las hubo no fueron buenas. Debemos recordar que aunque hubiese en mucho menor número que los artistas del género masculino, existieron. Y su escasez no se debe a su falta de calidad, sino a que pocas conseguían poder entrar en esta profesión en una época en la que las mujeres seguían siendo oprimidas, y las que lo lograban, han sido borradas de la historia y por eso no perduran sus nombres.

Por eso os animamos a visitar la exposición “Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras” del Museo del Prado con motivo de la celebración de su bicentenario para descubrir más sobre estas dos artistas.